Reconocer la comunidad: El impacto del C.L.U.D.I.A.S

En el corazón de Banfield, el Club Los Unidos Deportivo Instructivo Artístico Social o como mayormente lo conocen los vecinos, C.L.U.D.I.A.S, se destaca no solo por su longeva historia, sino también por el esfuerzo y la dedicación de una familia que ha asumido el reto de revitalizarlo. A través de una entrevista con Lautaro Thorp, administrador y entrenador del club, se revela cómo este grupo familiar ha trabajado incansablemente para transformar el club en un verdadero centro comunitario.

El club C.L.U.D.I.A.S. es dirigido por Lautaro Thorp y sus hermanos, cada uno de ellos contribuyen en distintas áreas cruciales. Álvaro, el hermano mayor, ejerce como presidente, mientras que Huilen, pareja de Lautaro, se encarga de la secretaría y la escuelita de fútbol. Pedro, el cuñado, gestiona el mantenimiento, Josefina y Ramiro supervisan la feria y Gretel, esposa de Álvaro, maneja las finanzas del club. Esta estructura familiar ha sido clave para el seguimiento y el éxito del club.

Hace ocho años, la familia Thorp comenzó su gestión solo con la cancha, ya que el club no funcionaba completamente como tal. Con el tiempo, y tras la partida del encargado de la parrilla del buffet, los hermanos tomaron el control total del club, lo cual permitió una mayor integración de sus instalaciones. La conexión entre el buffet y la cancha fomentó un ambiente más familiar, con padres que permanecían en el lugar, que comparten y generan un verdadero clima de club. Este ambiente, sumado a un crecimiento constante en los últimos años, ha consolidado al C.L.U.D.I.A.S. como un punto de encuentro comunitario.

“Club Los Unidos Deportivo Instructivo Artístico Social. Yo supongo que en su época cuando se formó es porque tenía todas esas ramas dentro del club, la función artística, la función deportiva, la función social, es lo que se esperaba. Hoy en día se le puede dar una razón al nombre.” Afirmó Thorp.

Con más de cien años de historia, el club ha sido un lugar emblemático en la vida de muchos banfileños. Sin embargo, durante muchos años, el club permaneció en un estado de semi abandono, hasta que los hermanos decidieron revivirlo.

“Mi viejo venía a jugar acá cuando era chico, desde siempre fue una canchita y durante muchos años estuvo bastante apagado.”

La pandemia representó uno de los mayores desafíos para el club. El cierre de sus puertas significó una crisis económica que los Thorp tuvieron que enfrentar. Gracias a la ayuda del municipio, lograron solventar los gastos y mantener el club a flote, aunque el crecimiento se vio temporalmente frenado. Actualmente, el apoyo municipal es limitado y presenta obstáculos adicionales para el desarrollo del club.

“Cada vez está costando más, hasta hace unos meses tenía más posibilidades de acercamiento, últimamente estamos teniendo bastantes trabas, está todo muy cortado.” Contó el entrenador.

El club se sostiene principalmente por las actividades que genera, que incluye el alquiler de la cancha y la escuelita de fútbol. Adicionalmente, la feria y el alquiler para eventos generó ingresos importantes. Este modelo de autogestión ha permitido que el club continúe en funcionamiento y crecimiento, aunque las limitaciones económicas siguen presentes.
Desde la gestión de los hermanos Thorp, la pandemia ha sido la mayor dificultad enfrentada. A pesar de dedicar mucho tiempo y esfuerzo, el retorno económico no es significativo, lo que hace que su labor sea más una pasión que una profesión remunerada. Sin embargo, el club ha experimentado importantes mejoras de infraestructura, las cuales incluyen la adición de dos salones para actividades artísticas y culturales, y la ampliación del espacio de la cancha con expectativas de construir tribunas en el futuro.

Los planes para el futuro del club son ambiciosos. La visión incluye la construcción de una cancha de cuarenta por veinte metros, la mejora del buffet con un espacio de cafetería, y la creación de un gimnasio en la parte superior de los salones. Estos proyectos reflejan el compromiso de la familia con la comunidad y su deseo de ofrecer instalaciones de primer nivel.

“La verdad que soñamos en grande pero tenemos la idea de hacer un espacio más lindo. Tenemos que hacer muchas cosas todavía, por suerte.” Aclaró sonriente.

El club no solo ofrece actividades deportivas, sino que también cumple una función social importante. Aquellos chicos con problemas económicos son ayudados permitiéndoles entrenar sin costo. Esta política de inclusión asegura que ningún niño quede excluido por razones financieras, lo cual ofrece una contención emocional y un sentido de pertenencia a todos los miembros.

“Nunca dejamos a nadie afuera por no pagar una cuota, se los banca. Es algo que no nos permitimos y la idea es que todos puedan entrenar.”

Lautaro Thorp define al C.L.U.D.I.A.S. como una familia. La calidez, el amor y la comprensión son valores que se sienten en cada rincón del club. Los hermanos Thorp tratan a todos los miembros del club como si fueran parte de su propia familia, que crea un ambiente que se multiplica y se siente en cada actividad.

“El Cludias es familia. Todos los que vienen, los que pasan, desde los chicos que vienen a entrenar hasta la gente que viene a acompañar, así lo sienten y se quedan. Siempre te resaltan el clima de calidez, de amor que hay y de comprensión.”

La historia del Club C.L.U.D.I.A.S. es un testimonio de cómo la dedicación, el esfuerzo y el amor por la comunidad pueden revitalizar un espacio y convertirlo en un verdadero hogar para muchos. Bajo la dirección de la familia Thorp, el club ha logrado superar desafíos y sigue creciendo, siempre con la mira puesta en un futuro prometedor.